Autores: Andrew C. Wilcox, Cristian Escauriaza, Roberto Agredano, Emmanuel Mignot, Vicente Zuazo, Sebastián Otárola, Lina Castro, Jorge Gironás, Rodrigo Cienfuegos y Luca Mao
Revista: Geophysical Research Letters 2016, 43:8035–8043
Abstract
En marzo de 2015, las inusuales condiciones oceánicas y atmosféricas produjeron la peor lluvia jamás vista en muchos años, en un período de 48 horas sobre el desierto de Atacama, una de las regiones más secas de la Tierra, causando inundaciones catastróficas. Aquí se describen los impulsores hidrológicos y geomórficos y las respuestas a las inundaciones de Atacama 2015.
En el río Salado, estimamos una inundación con descarga máxima de aproximadamente 1000 m3/s, lo que causó daños generalizados y elevadas cargas de sedimentos que se derivaron principalmente de la erosión del valle-relleno; las laderas permanecieron sorprendentemente intactas a pesar de su falta de vegetación. En la ciudad costera de Chañaral, las inundaciones del río Salado produjeron profundidades de agua máximas de más de 4,5 metros de espesor de depósitos de barro en edificios y lo largo de las calles de la ciudad y erosión costera. La inundación de Atacama tiene amplias implicaciones en el contexto de la reducción de riesgos, la erosión de los relaves de minas contaminados y el estado de Atacama como un análogo terrestre para Marte.