Una opción para hacer frente a la variabilidad climática en la agricultura es construir infraestructura de riego, aunque esto puede conducir al sobre desarrollo de los recursos hídricos, lo que lleva al ‘cierre de la cuenca’. La cuenca Limarí, en el centro norte de Chile, ha confiado en la infraestructura de riego en los últimos 30 años para aumentar la confiabilidad del suministro de agua y extender la superficie irrigada, especialmente para cultivos permanentes. Esta situación ha reducido las oportunidades de adaptación en la cuenca, que está experimentando actualmente una grave sequía que, según las proyecciones del cambio climático, se espera que persista en el futuro, con importantes consecuencias para la sostenibilidad de la producción agrícola.