La gobernanza convencional del agua que centraliza la toma de decisiones y se centra en el aumento de la oferta a veces ha conducido a la degradación ecológica y a resultados desiguales. Como un correctivo, el Manejo Integrado de Recursos Hídricos (GIRH, por sus siglas en inglés) incorpora principios de sostenibilidad que integran sistemas sociales, ecológicos e infraestructurales. Sin embargo, este modo de gobernanza todavía no aborda cuestiones complejas para un futuro incierto, y no ofrece una meta clara.