Lograr la seguridad hídrica para los seres humanos y los ecosistemas es un desafío generalizado a nivel mundial. Extensas áreas de las Américas corren un riesgo significativo de inseguridad hídrica, como resultado de los procesos de cambio global junto con los impactos regionales y locales. La sequía, las inundaciones y los desafíos de la calidad del agua plantean amenazas significativas, mientras que, al mismo tiempo, la rápida expansión urbana, las demandas competitivas de agua, las modificaciones de los ríos y la expansión de los mercados mundiales de productos agrícolas intensivos en agua impulsan la seguridad del agua.